Sorbos de belleza, para descubrir las bodegas de diseño
Degustar un buen vino paseando por un jardín-viñedo es una experiencia inolvidable, que sacia los cinco sentidos en unos pocos segundos. Por ello, muchas empresas vinícolas se han equipado para ofrecer a sus invitados una emoción aún más apasionante, que se extienda más allá de la copa, pero al mismo tiempo que la acentúe. Algunas han tenido la colaboración de grandes arquitectos, proponiéndose como bodegas de diseño, optando por elecciones osadas y materiales de alta tecnología, con la intención de sintetizar en los espacios empresariales la calidad del vino producido y la belleza del paisaje circundante. Otras, en cambio, prefieren la remodelación conservadora, acentuando la unión con el territorio. Pero el objetivo es el mismo: transformar la degustación en una experiencia de belleza y gusto completos. Veamos algunas bodegas de diseño más o menos conocidas, que vale la pena visitar para hacer un brindis realmente especial.
Marqués de Riscal (España), la Ciudad del vino
Fundada en 1858, Marqués de Riscal es una de las primeras bodegas de la Rioja (preciado vino DOC) y una de las boutiques más antiguas de España (Elciego, País Vasco). Hacía falta una eminencia, el canadiense Frank O. Gehry, para combinar tradición e innovación, y construir una icónica bodega de diseño, piedra angular de la arquitectura mundial. El complejo, la Ciudad del Vino, ofrece al visitante una experiencia excepcional, descubriendo el vino y su esencia. Pero también es un lugar de estudio y de encuentros, además de un famoso hotel restaurante.
Los barriles de Calatrava
Santiago Calatrava no puede faltar cuando se habla de arquitectura y diseño. La Bodega Ysios también se encuentra en la Rioja (Laguardia, País Vasco): su perfil se inspira en las filas de barriles usados para añejar el vino, mientras que el sugestivo techo ondulado evoca las montañas al fondo del viñedo.
La cripta donde nace el Burdeos
Para muchos Saint Émilion (Burdeos, Francia) es la cuna de los mejores vinos del mundo. La bodega Chateau Chaval Blanc, proyectada por Christian de Portzamparc, “flota” por encima de los viñedos, efecto dado por un techo futurista de hormigón blanco, mientras que en la “cripta” subyacente, la ventilación se asienta sobre ladrillos huecos.
La “Bodega en el cielo”
Considerado un faro de la arquitectura internacional, la Bodega Waterkloof (Sudáfrica) destaca entre las colinas que la rodean, ganándose el apodo de “Bodega en el cielo”. Desde sus ventanales la mirada va de los viñedos al océano.
Un sorbo de Vermentino en Ca’ Lunae
Entre las bodegas que forman la Lunigiana, tierra del Vermentino, Ca’ Lunae (Luni, La Spezia) se distingue por el estilo adoptado por sus creadores, la familia Bosoni. Un diseño que ha recuperado las decoraciones de la antigua granja, como las muelas de la almazara y los bancos de hierro forjado, y refleja la imagen de un viñedo-jardín radicado en el territorio.
Degustación en el jardín-laberinto
¿Una bodega puede contemplar el arte contemporáneo? Por supuesto. El laberinto-viñedo Kraenzelhof de Cermes (Bolzano), de propiedad del Conde Pfeil, apunta al efecto sorpresa, alternando recorridos e instalaciones. A lo largo de los años se ha convertido en un punto de encuentro para las familias, un museo para apasionados, un espacio para quien busca un equilibrio.
El arte se funde con los viñedos: Arnaldo Pomodoro
Arnaldo Pomodoro ha desempeñado un papel clave en Italia para la transformación de algunos viñedos en bodegas de diseño. De hecho, el “Carapace” que cubre la Bodega Castelbuono de Montefalco (Bevagna, Perugia), símbolo de longevidad, es su diseño. También ha diseñado la “Puerta Solar” de la bodega Ca’ del Bosco (Erbusco, Brescia), en Franciacorta, obra de bronce que rinde un homenaje al primer nutriente irreemplazable de la uva.
Eminencias: desde Renzo Piano hasta Fuksas, pasando por Hikaru Mori, Werner Tscholl hasta llegar a Piero Sartogo
La Bodega Rocca de Frassinello, en Castellina in Chianti (Florencia), lleva la firma de Renzo Piano: una bodega elegante pero funcional, que encuentra su máxima expresión en la torre roja. Las “Burbujas” de Fuksas, realizadas para los 225 años de la destilería Nardini, en Bassano del Grappa (Vicenza) son otro diseño de autor. La obra evoca la alquimia de la destilación y se inserta en el parque empresarial, diseñado por el paisajista Pietro Porcinai en los años 80. Los Feudi di San Gregorio (Sorbo Serpico, Avellino) de la arquitecta japonesa Hikaru Mori son un lugar mágico, expuesto ya dos veces en la Bienal de Venecia. Puntos de agua, jardines y rosaledas transforman esta bodega no solo en la morada ideal del vino, sino en un centro donde se transmiten los valores del territorio irpino. Después de haber diseñado museos y remodelado castillos, Werner Tscholl se ocupó en 2008 de la nueva sede de la Bodega Tramin, en Tremeno (Bolzano). El proyecto recibió numerosos premios, por el uso de los materiales (madera, hierro, vidrio y cemento) y por la capacidad de fundir pasado y futuro en una obra de “arquitectura/escultura”. En cambio, el diseño moderno caracteriza la Tenuta dell’Ammiraglia (La Capitana, Grosseto), de la familia Frescobaldi, donde nace un tinto toscano IGT. El edificio, proyectado por Piero Sartogo y Nathalie Grenon, sigue la curva de la colina, dentro de la cual nace la bodega, para garantizar una temperatura constante de 18°. El techo de la Ammiraglia, inaugurada en 2011, es un jardín cubierto de plantas para proteger el microclima subyacente.
Exactamente como debe ser una bodega de diseño…tú, ¿cuál has decidido visitar?